Pues como hoy era jueves, tocaba Kundalini y experimentar con el cuerpo a través de una disciplina que tiene casi 4000 años más que todo lo que se nos ocurra ahora (vease cualquier tipo de runing, deporte colectivo, individual, ejercicio de gimnasio..o como quiera entender cada uno el movimiento).
Se nos queda un campo en blanco, un campo interesante que sólo por no estar dentro de la política social que prima, porque no comulga con el marketing y no se dedica a luchar contra el michelin, se queda fuera de juego..
Afortunada me siento de experimentar con la mente lo que genera el movimiento con el cuerpo, afortunada de no ponerle trabas a pesar de que desde la formación académica, te imponen otros ideales, y afortuanda además de haber descubierto por fin a alguien que se dedique a "curar" con el movimiento.
Aquí no hace falta ningún "personal trainer" que sepa de entrenamiento funcional. Y me viene a la cabeza la oferta de trabajo del gimnasio "mega guay" (me voy a ahorrar el nombre) de Madrid de donde hace un par de años me llamaron para trabajar..Buscaban un entrenadora personal que supiese de entranamietno funcional.. ¡Atiende! este no sabe lo que dice y me vuelve la risa igual que ese día en la entrevista... pero es que a dia de hoy en un gimnasio se da de todo, menos entrenamiento funcional. (que cada uno se cuente la pelicula como quiera..) yo debo de ser rara... como no iba conmigo eso de satanizar la grasa y endiosar el cuarpo Danone, les debí de caer mal y como además no me desmayé cuando me hicieron la oferta, ya lo rematé. Creo que este no es mi sitio y me fui. Desde que salí por la puerta sabia que hacia bien, ahora estoy segura.
Voy viendolo claro... en algun sito nos estamos perdiendo si cada vez hay más industria del fitness y al mismo tiempo más sedentarismo, obesidad, dolor de espalda y enfermedades metabólicas...
Creo que el camino es otro. Por si acaso yo voy a aprovechar éste que romper con todo no se hace todos los días, además en el otro ya sé lo que hay.
Un añadido: este me permite conocer el mio. ¿qué más se puede pedir?
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