Me siguen gustando las bibliotecas, tranquilas, calentitas, sin prisas... en ellas puedo contactar conmigo, como lo hago tras 35' de carrera o cuando termino de subir un puerto, cuesta o desnivel que me quita la carbonilla. Esos momentos en los que la cabeza no tiene cabida, en los que estoy plenamente presente y en contacto conmigo sin lugar a pensamientos...esos también aparecen aquí.
Me vengo a ellas, buscado paz, esa que no encuentro en la calle, salvo los domingos a primera hora tras una noche de resaca. Son como "úteros" donde crecer, donde esperar que todo pase fuera y a su propio ritmo, que el interno... lo marcas tu.
Tras una semana perdida aun en la nieve, con rebeldía por exigirme, por la falta de cuidado y mimo, por la ausencia de escucha interna y por la recuperación de la semana anterior, hoy... vuelvo un poco a mi sitio. Al contacto de verdad, de tú a tú con los chavales, a sonreír en lugar de gritar, a entender y mirar a los ojos, buscado otros al otro lado.
La nieve, blanca y pura que no está siendo el viaje de los del grado superior, me tiene saturada. Nuestra nieve...también me saturó.
Me preocupan ciertas formas, motivaciones o movimientos. Me preocupa la falta de valores cuando sólo se pelea por dinero y por tener razón. Me aburren los claustros y reuniones de departamento donde ayudar a los chavales no es el motivo principal, sino que lo son las rencillas entre compañeros y los egos buscando espacio.
Pensándolo bien, que paz después de tanto ajetreo.... no me extraña que me gusten las bibliotecas...
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