viernes, 31 de diciembre de 2010

POR SI ME PIERDO


Cuando nada parecía tener valor en sí mismo, allá por fin de curso, en medio de los días "tontos"desaprovechados de contenidos y de ganas de trabajar, y en pleno trajeteo de cajas que anunciaban la mudanza. Fue por (segunda vez) entonces, cuando me vino " el flash" que recuerdo haber tenido el mismo día de este verano, que decidí volver al CAMINO.

Volver, sí, suena bien, quizás necesites un poco más de coraje para hacer la maleta en invierno, quizá además un empujón a ti misma por defender tu postura y partir en Navidad, pero.. ¿qué mejor manera que realizar una comunión con dios que encontrarse con uno mismo? ¿Qué mejor manera de descansar, que volver a tener ganas de seguir con la rutina que acaba con tus fuerzas, sin utilizarlas? ¿Qué mejor manera de huir del consumismo desmesurado y sin sentido que me aburre cada año más? Lo que hay en Barco... me lo sé ¿entonces? ¿por qué no volver al camino?

Así llegué el día 25 a Burgos, harta de mi, harta de todo... a retomar el camino (mi camino) donde lo había dejado en verano. Sola, con frío, y en Navidad.

No había terminado de llegar al albergue cuando sentí que por primera vez en bastantes días, estaba en mi sitio. Notándome, escuchando la sensación y haciendo aquello que mi cuerpo me pedía. Caminar sola, cuando todos habitan "en familia" ¿Quién es tu familia? me preguntaba yo. En cada momento, los que comparten (Caminan, valga la redundancia) contigo. ¡¡Pues adelante, me voy conmigo!!
Flases de momentos, al final... es lo que queda: El sonido de un río de hielo al romper con el primer rayo de sol; el aire que te corta la cara pero que te invita a respirar cuando abandonas la ciudad; el vuelo de un cuervo que nos acompaña más de media jornada; el barro en los pies que nos limita cada paso, a uno más....

A ponerme "en mi sitio" vuelvo al camino. Caminando vuelvo a mi sitio, a mi camino. Pues eso, a seguir las señales... por si me pierdo.

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