Cuando desperté esta mañana, parecía que el día me retaba a buscar en mi interior, la forma de volver a entrar en calor.
No daba crédito a cómo ayer me había quemado la cara y bañado bajo los chorros que regaban el campo de fútbol, y hoy, el día salía tan poco expléndido, con tan poca luz, con tanto viento y... lloviendo.
Debe ser la rabia del invierno que se reiste todavía a su fin, pensaba yo para mis adentros... Debe ser que aun falta un poco para que llegue la ansiada luz de la primavera.
Pero, el reto estaba claro, las manos frías otra vez y la respuesta, también fue clara (a pesar del dolor físico provocado por los partidos de ayer). ¡A correr!
Allá vamos. Trote, en principio a soltar musculatura hipercontraida y a liberar el ácido láctico que mi cuerpo sólo...no podía. Manos frías otra vez....¡A correr!
Suavecito, siento que va subiendo la temperatura, ya la noto por el cuerpo. Poco más de 25' y parece que los brazos piden respirar a través de la "Columbia"...vamos bien, sigue Bea.
35' de trote y...¡lo consigo!, si no fuera porque estoy agotada de ayer, aún no volvería para casa, seguiría por ahí, notándome en otro punto y viendo el mundo desde la perspectiva alegre y lúcida que provocan en mi las endorfinas. Pensaba mientras corría.
Me noto, (Otra vez) el viento ya no puede conmigo, la vasoconstricción periférica provocada por el frío y el viento, pierde frente a la vasodilatación por ejercicio voluntario.
¡¡1-0 para Bea!!.
Al final, miro para arriba y doy gracias por el día.
Si no fuera por la oportunidad de hoy, este año...no me hubiese despedido del invierno.
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