De volar a correr, de correr a trotar, de trotar a cochinear y así... hasta la meta.
Pagué caro el tirón de los 16 primeros kilómetros, que me llevaban (parecía que cómoda) a ritmo de 1:47'...
Vino Paco de atrás (toda una sorpresa) antes de completar ese kilómetro y... pareció que a partir de ahí, se rompió la dinámica de zancada, la concentración y la moral...(por culpar a alguien...ya te vale Bea) ya no enderecé, ya había pensamientos, ya surgieron hasta las dudas incluso las primeras molestias...
Mi objetivo antes de ir, era disfrutar y disfruté. Pero... cuando ves a mitad de carrera que si sigues así, la marca está lejos de la que se supone que es la tuya, pero por debajo... te tienta el tirar. Lo ves tan cerca que, tiras y tiras y piensas que llegarás pero...cuando el km 17 no aparece, al 18 y 19 ni los ves y te vas desanimando... cuando ves el 20 y llevas ya más del tiempo que calculabas para terminar y cruzas la meta y el crono por encima de tu cabeza marca 1h 58' se mezcla la felicidad del último paso, con el agrio del no sé de dónde, pero tendrías que haber apretado..
Me queda el mantenerme en mi sitio a pesar de que alguien quiera tirar a tu ritmo. Me queda la intención de comprar un "cacharro" (ya veremos quien se lleva el gato al agua, si Polar o Garmin) que me mida la distancia para que la falta de carteles no acaben con mi moral. Y me queda el sabor agridulce que te indica que recordarás esta media porque disfrutaste, pero que casi sin intentarlo... estuviste cerca de la 1h 47'. Para la próxima. Hoy estoy cansada y desanimada, en dos días ni me menearé, a ver si hago ganas para el domingo La Font Roja.
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