Esta mañana, había salido el sol. Nadie hubiese dicho que anoche, nos acostamos tarde y con lluvía.
Cerramos el sábado con una ruta noctura por la Sierra de Onil, con el frontal y la luna como testigos del recorrido. Ésta última, nos acompañó los ratos que las nubes la dejaban, y entonces, en la noche, aparecían nuestras sombras (curiosa paradoja, con la luz, siempre aparece las sombras...)
La esperada llegada al pueblo, era recibida por parte de "las mujeres" de los que nos guías, con chocolate y magdalenas. A las 2 de la madrugada y con 4 horas de sierra, el cuerpo agradece el detalle. :)
Me encanta ver cómo disfrutas mojándolas dentro el vaso de plástico. Se te vuelve a poner cara de duende... me gusta tanto verte disfrutar, que siempre acabo pidiendo doble ración y yo...casi nunca la pruebo. :)Me acordaba esta mañana en la sierra (de nuevo) de lo bien que me sienta pensar en estas cosas. Hablo de las cosas de que disfruto. Volverlas a hacer presentes, volviéndolas a saborear.
Me daba cuenta además, de lo que me gusta "perderme" en el campo, para luego volver a "encontrarme". Me gusta esa sensación de saber que nadie sabe dónde estoy, y yo se localizar a todos, al menos a los que nunca cambian de sitio, a los que nunca exploran nuevos caminos.
Entonces...volvía a mi mente la frase que colgué ayer en la habitación de los dorsales. "Estoy hecho de senderos inexplorados, no de caminos conocidos" Así es para mí, en el campo y en la vida.
Y mientras... con esta frase en mente, a esperar adjudicación. :)
Vuelvo contenta. Hoy, mientras corría y traía a mi mente todo eso...he descubierto otro camino. :)